Los placeres violentos terminan en la violencia y tienen en su triunfo su propia muerte del mismo modo que se consumen en el fuego y la polvora en un beso voraz

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¡SORPRESA!

Sé que ayer os había prometido una sorpresa (aparte del doble Martes de Cine) para compensar mi ausencia y que no llegó. Resulta que el señor Explorador de Windows se negó a abrir el blog tras publicar la entrada de Kristen. Lo intenté varias veces y nada, así que le he puesto el único remedio que conozco: encomendarme a Mozilla. De momento, parece que funciona así que... aquí os traigo la sorpresa. De momento, iré sobre la marcha porque mi inspiración anda un poco ausente estos días para lo que le da la gana, pero intentaré, más adelante, tenerlo preparado unos días antes. Esta sección nueva/especial trata de una historia con dos caminos diferentes al final de cada capítulo. Vosotros elegiréis que rumbo seguirá la historia. ¿Os gusta la idea? ¡Pues seguid leyendo!


Días grises y oscuros. Tormentas. Terremotos. Los rayos surcan el cielo cada noche. El estruendo de los truenos no me deja dormir. Hace semanas que empezó a llover y aún no ha parado. Los ríos se han desbordado y el nivel del mar ha subido varios metros. Han desaparecido las playas, las calles. El agua arrastra todo lo que encuentra a su paso.

Estamos recluidos en el último piso del edificio donde vivimos. Mis padres, mi hermano pequeño, algunos vecinos y yo. Conseguimos salvar algunas cosas, lo más necesario para vivir. Comida, mantas, algo de ropa y artículos de aseo. Nada superficial. No hay luz ni agua corriente por lo que las linternas nos sirven, de momento, para alumbrarnos. El agua de lluvia sirve para asearnos y limpiar un poco, pero no para beber y, los recursos, empiezan a escasear.

El edificio está inundado hasta el tercer piso. Calculamos que, si sigue lloviendo, en un par de días el agua cubrirá también el cuarto. Dudo que tarde mucho en llegar al ático donde nos refugiamos. Lo temblores me dan miedo. El último debió dañar mucho los cimientos y provocó que se derrumbara parte de la fachada. Sólo espero que pare pronto de llover.

...

Han pasado varios días. Nos hemos quedado sin pilas para las linternas y apenas nos queda agua. Pronto habrá que bajar a la calle, no sé cómo, pero habrá que hacerlo. Por suerte, las tormentas han cesado y el último temblor fue hace cinco días. Aunque tengo miedo de mirar por la ventana, sé que tengo que hacerlo así que, me levanto del rincón donde estoy acurrucada junto a mi madre, me rodeo con una manta libre y me acerco a los tablones que cubren las ventanas sin cristales. Arranco sin esfuerzo las maderas y me asomo para descubrir…

a) Un radiante día de sol iluminando la desolada ciudad de calles convertidas en ríos.
b) Una ciudad desértica, fría y lúgubre.
¡Es vuestro turno! Elegid una opción y ponerla en vuestros comentarios. La que más votos tenga, será elegida par acontinuar la historia. ¡Ánimo!



PD: Tanto la sección como la historia necesitan un título ¿alguna idea?

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